Las portadas de tesis, como la de cualquier otro libro, es su presentación, ese flechazo, el apretón de manos que nos llevará a querer conocernos o, por el contrario, el frío beso dado al aire que no nos invitará jamás a hurgar en su interior.
No sabemos si os ha pasado antes, imaginamos que sí. Enfrentaros a portadas que invitaban a leer el libro. Igual se trataba de una novela de un género que no os atrae lo más mínimo, pero aún así no habéis resistido el impulso a leerla. Ese es el cometido de una buena cubierta: es el apretón de manos dado con fuerza, sinceridad y confianza, que debe invitarte a abrir con curiosidad la tapa.
No creáis que eso es únicamente cosa de las novelas. Esa cualidad es patrimonio de todas las «covers» del mundo (sí, también de las portadas de tesis). El diseño de una cubierta es un momento delicado, porque toda portada debe cumplir con tres propósitos fundamentales y las de tesis no se escapan a esta regla universal de la imprenta:
Debe estar conectado para enviar un comentario.